Vacaciones en la isla de Menorca

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Menorca es la más occidental de las Islas Baleares, con un alto grado de conservación del medio natural, la cual nos ofrece la oportunidad de contemplar su litoral en estado puro. En el interior de la isla, se puede disfrutar de un paisaje rural, adaptado harmónicamente a la naturaleza. En 1993, Menorca fue declarada reserva de la Biosfera por la UNESCO. Una distinción, que no sólo reconoce los valores naturales preservados por los menorquines a lo largo de los tiempos, sino que es un triunfo, para todos aquellos defensores de un crecimiento económico sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

Menorca con un pequeño territorio de 700 kilómetros cuadrados, una distancia de 50 km de este a oeste y 18 km de norte a sur, presenta dos zonas naturales bien diferenciadas. La de Tramontana al norte, con pequeñas colinas y valles, una costa agreste, con entrantes profundos, cabos prominentes y calas de difícil acceso. Al sur en la zona de Migjorn, la tierra es plana, tan solo interrumpida por algún barranco, y la costa presenta un perfil más homogéneo donde se encuentran las playas más extensas de Menorca.

La mayoría de visitantes acuden a Menorca seducidos por sus playas y calas vírgenes, de una belleza impresionante y a menudo de fácil acceso, que permiten disfrutar de un baño en aguas cristalinas de color turquesa, en un entorno natural incomparable.

El puerto de Mahón es uno de los puertos naturales más profundos del mundo, puerta de entrada a la isla desde la antigüedad y un incomparable refugio para las embarcaciones, el cual hoy en día es uno de los principales atractivos de la ciudad. En el extremo occidental de la isla se encuentra Ciutadella de Menorca, la antigua capital, situada junto al mar con un pequeño puerto y calles estrechas donde se esconden los vestigios de siglos de historia, por las cuales cada año se viven intensamente las fiestas de San Juan, con el protagonismo de los caballos menorquines.

La dominación inglesa de Menorca, va desde el 1708 hasta el 1802, con algunas interrupciones en las que la isla pasó a manos españolas y francesas. Los ingleses estimularon el comercio, contribuyeron al desarrollo de instituciones culturales, trasladaron a Mahón la capitalidad de la isla y dejaron una visible huella en la arquitectura de la ciudad, así como algunas palabras inglesas en el catalán que se habla en Menorca.

En Menorca se encuentra una concentración de monumentos prehistóricos fuera de lo común, pertenecientes a la cultura talayótica, también presente en la vecina Mallorca. Entre los cuales destacan las Taulas, formadas por dos grandes bloques de roca dispuestos en forma de T, que pueden llegar hasta los 4,20 metros de la de Trepucó. Se cree que en su época fueron santuarios. Las navetas son otro de los monumentos prehistóricos, utilizadas para los enterramientos y con forma de nave invertida, de entre las cuales destaca la Naveta des Tudons, uno de los monumentos más antiguos de Europa. Otros monumentos mucho más recientes que la historia ha dejado en Menorca, son las fortificaciones de la costa, sobretodo en el puerto de Mahón, que tuvieron la finalidad de proteger la isla de ataques exteriores.

Todo ello hace de Menorca un destino único, para disfrutar de unas vacaciones junto al mar Mediterráneo, en una isla donde no solamente perduran costumbres y tradiciones ancestrales, sino que también se ha sabido preservar un entorno natural único.

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