El municipio de Pollensa se encuentra en el extremo norte de Mallorca, integrado dentro de la Sierra de Tramuntana, el espacio natural más valioso y extenso de Mallorca. Sin duda uno de los lugares más emblemáticos de Mallorca, por la belleza de sus paisajes donde el mar y la montaña se unen, así como por las tradiciones que se mantienen vivas, fruto de una intensa historia.
La fundación de la villa de Pollensa se sitúa en el año 1229, momento en el que el rey Jaume I incorporó Mallorca a la órbita del mundo cristiano y la cultura catalana. La plaza Major es el centro de la villa, rodeada de bares que durante el verano se llenan de gente. Aquí se encuentra la iglesia Parroquial construida en el siglo XVIII sobre un viejo edificio del siglo XIII. El estilo arquitectónico del actual edificio oscila entre el barroco y el clasicismo, con planta basilical cubierta por una bóveda ligeramente apuntada y capillas laterales. En el interior los retablos son barrocos y destacan unas pinturas murales. En el costado izquierdo de la iglesia está la plaza Vella (vieja), la cual conjuntamente con las calles de los alrededores forman la parte primitiva del núcleo urbano, con un marcado carácter medieval. En la pequeña plaza de l´Almoina (la limosna), se encuentra la fuente del Gall (gallo), construida en el siglo XIX, convertida en uno de los referentes simbólicos de Pollensa. Al final de la calle Costa i Llobera está el oratorio de Sant Jordi, una vieja iglesia del siglo XVI de planta basilical, cubierta por una bóveda de crucería y una sola capilla. En la calle Jesús está el edificio de Monti-sion, el viejo convento de los jesuitas construido en el siglo XVIII, que habitaron hasta su expulsión de España. En el siglo XIX el Ayuntamiento de Pollensa lo convirtió en la Casa Consistorial y se recuperó el culto en la iglesia , la cual presenta planta basilical cubierta por una bóveda de medio punto y capillas laterales, con una decoración interior de estilo barroco francés. Del conjunto arquitectónico, cabe destacar el claustro del antiguo convento.
Desde la misma calle de Jesús se puede subir por una larga escalinata de 365 escalones, a la cima de la colina donde está la pequeña capilla del Calvario, construida a finales del siglo XVIII. Actualmente presenta un estilo arquitectónico neogótico, resultado de una reforma que le hizo perder su carácter barroco, propio de la época de su construcción. En el interior hay un singular conjunto escultórico del año 1448, que representa al Santo Cristo y a la Virgen María a sus pies con fragmentos de plegarias en latín y catalán.
En un extremo del núcleo histórico de Pollensa, al lado de los jardines Joan March, se encuentra el convento de Sant Domingo, en la calle que lleva el nombre del convento, formado por una iglesia y un claustro, el cual se ha convertido en uno de los centros más representativos de las actividades culturales de Pollensa, como el Certamen Internacional de Artes Plásticas y el Festival Internacional de Música. También acoge al Museo Municipal de Pollensa, donde hay una colección de pintura contemporánea, retablos góticos y diversas piezas relacionadas con la historia de Pollensa.
En la entrada de Pollensa hay un pequeño santuario conocido con el nombre de Roser Vell, su origen es incierto y se remonta al siglo XIV. Otro monumento característico de Pollensa es el puente Romano, en la calle del Pont a las afueras de la villa, de origen muy antiguo aunque desconocido a pesar de su nombre.
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