A un visitante observador, tal vez le llamen la atención unos adhesivos con la silueta de un toro bravo o un burro, que algunos conductores enganchan en la puerta trasera de sus vehículos. Unas imágenes con claras connotaciones políticas, aunque pueda resultar extraño para alguien de fuera.
El toro nació en 1956, de la mano de Manolo Prieto, como un icono comercial para el brandy Veterano de Osborne, una empresa del Puerto de Santa María, productora de licores desde 1772. Además de utilizarse en las etiquetas del brandy, en las carreteras españolas empezaron a aparecer vallas publicitarias con la silueta del llamado Toro de Osborne. Con el tiempo, esta imagen ha sobrepasado el ámbito publicitario, llegando a ser fuente de inspiración de artistas como Dalí o Almodovar. Hasta el punto, que ante el peligro de desaparecer, debido a las normativas reguladoras de la publicidad en las carreteras, estas vallas fueron declaradas parte del patrimonio cultural y artístico de España, reconociendo la superación de su sentido publicitario inicial. Gracias a todo ello, este toro se ha convertido en un símbolo de España, o más bien de una manera de entender la nación española, un tanto folclórica.
El primer burro catalán nació de la mano de Eloi Alegre, por encargo de la Asociación para el Fomento de la Raza Asinina Catalana, con la intención de dar a conocer esta raza de burro autóctono de Cataluña. Se trataba de la silueta de un burro. Con la que Jaume Sala y Àlex Ferreiro hacia el 2004 decidieron hacer los adhesivos, los cuales desde entonces miles de conductores han pegado en sus vehículos, como contraposición al Toro de Osborne y a la idea de España que representa, convirtiéndose así en un símbolo reivindicativo del nacionalismo catalán. Con el éxito del burro catalán, llegaron los pleitos por los derechos de autor, entre el diseñador inicial y los impulsores de los adhesivos, quienes modificaron el diseño original quitándole los testículos y un pequeño flequillo.
En Mallorca, como tierra de cultura catalana, no solamente encontramos adhesivos del burro o del toro, sino que últimamente también han aparecido unos con la silueta de un demonio, como un nuevo símbolo de nuestra cultura popular.
En Mallorca solamente hay un Toro de Osborne en la carretera de Palma a Manacor, un poco antes de llegar a Montuiri