El almendro es uno de los árboles más característicos del paisaje de mallorquín, el cual entre los meses de enero y febrero nos ofrece el espectáculo de su floración. Se cree que es originario de Asia Central, pero ya desde la época griega se conoce su cultivo en el sur de Europa. Probablemente fue introducido en Mallorca por los romanos, aunque no fue hasta el siglo XIX cuando tuvo su expansión, gracias a la difusión promovida por la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Propiciada por la crisis de los viñedos debido a la filoxera, y a la instalación de una red ferroviaria interior, que facilitó el transporte de las almendras al puerto de Palma. La almendra siempre ha sido un cultivo destinado a la exportación, inicialmente de ella se extraía aceite para exportar a las colonias americanas, donde era utilizado en la elaboración de productos cosméticos y farmacológicos. Con la independencia de las colonias se comenzó a exportar el fruto entero a la península y al extranjero. El almendro fue un elemento importante para las rentas agrarias de las fincas donde era cultivado, hasta que la economía de Mallorca dio un vuelco hacia el turismo y se inició el abandono del campo.
Actualmente la producción es escasa y se obtienen unos precios muy bajos. Ello es debido a la existencia de muchas subespecies diferentes, y a la edad de unos árboles demasiado viejos sembrados en suelos poco fértiles, donde a menudo también se siembran forrajes para los animales o cereales, lo que hace disminuir su producción. En definitiva el sector se encuentra en un proceso de retroceso, en el cual no se hacen inversiones en mejoras tecnológicas. Mientras que en otras zonas de clima mediterráneo se estimula su cultivo, con la perspectiva de unos interesantes beneficios económicos, sobretodo en California.
En Mallorca nunca han existido industrias relevantes de elaboración de la almendra, pero si que tiene un uso importante en la gastronomía. Especialmente en la elaboración de postres; el gató, el helado de almendras y el turrón de almendra son unos buenos ejemplos. La leña de almendro es fuerte y de un color agradable, pero se resquebraja con facilidad. Por este motivo no ha sido utilizada masivamente en la fabricación de muebles. Sin embargo si que es muy apreciada, como combustible para la chimenea.