Sant Lluís es un pequeño pueblo situado al sur de Mahón, construido por los franceses en la segunda mitad del siglo XVIII, durante la dominación francesa de la isla de Menorca. Originariamente fue concebido para albergar las tropas francesas, destacando el trazado rectilíneo y cuadriculado de sus calles.
El edificio más emblemático es la iglesia de estilo neoclásico, dedicada al rey Luís IX. El otro edificio, probablemente más conocido de Sant Lluís, es un antiguo molino harinero convertido en museo etnológico, denominado Molí de Dalt. En la parte más antigua del pueblo, las casas presentan una fachada de tipología tradicional y gran sencillez.