Los orígenes de Ciutadella se remontan más allá de la dominación Romana de Menorca, y fue capital de la isla hasta el 1722, año en que el británico Richard Kane trasladó la capital de Menorca a Mahón.
El puerto de Ciutadella, integrado en su casco antiguo, es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, con múltiples terrazas donde disfrutar de la típica cocina marinera de Menorca, o las noches de verano en un entorno de gran belleza junto al mar.
El centro del casco antiguo es la plaza d’Es Born, donde se encuentran el Ayuntamiento, el teatro d’Es Born y algunos palacios señoriales de estilo neogótico como los de Salort, Vivó o Torre Saura. La plaza está presidida por un obelisco, el cual recuerda el asalto de una flota turca en 1558, que causó gran sufrimiento entre los habitantes de Ciutadella, muertos o convertidos en esclavos. De esta plaza parten las estrechas y tortuosas calles de origen medieval, las cuales reservadas mayoritariamente a los peatones se pueden recorrer paseando, donde descubriremos interesantes vestigios de otras épocas. Ses Voltes, una calle con unos característicos porches que protegen del sol y la lluvia, es el centro comercial de esta parte de Ciutadella.
La sede episcopal de Menorca está en Ciutadella, donde se encuentran algunos de los edificios religiosos más significativos; como la iglesia del Roser, hoy convertida en sala de exposiciones, el convento de Santa Clara, la iglesia del Sant Crist, o el Seminario, con el Museo Diocesano y un singular claustro. De entre todos ellos, destaca la Catedral de Menorca, el edificio gótico más importante que se conserva en Menorca, construida sobre una antigua mezquita, de la cual se conserva el minarete que sirve de base a la torre del campanario. De una sola nave y con varias capillas laterales, fue mandada construir por el rey Alfons III en el siglo XIV después de la conquista cristiana de la isla.
Ciutadella fue una ciudad fortificada, donde se conservan algunas de las antiguas estructuras defensivas: como el castillo de Sant Nicolau, una torre de defensa del siglo XVII construida en la entrada del puerto, o los bastiones de Sa Font y del Gobernador, fragmentos de la muralla que hasta finales del siglo XIX rodeaba la ciudad.
Para acabar, no podemos dejar de mencionar las fiestas de San Juan, que cada 23 y 24 de junio llenan Ciutadella de gente venida de diferentes lugares, para disfrutar de esta enraizada tradición. En la cual el caballo, es el protagonista de una celebración, que sigue uno rituales establecidos desde la Edad Media.
Todo ello hace de Ciutadella una visita obligada, para todos aquellos que se acercan a conocer la isla de Menorca.